Con el escenario de fondo de los devastadores incendios en
California, el pasado viernes 10 de enero conocimos dos noticias muy
preocupantes de alcance global: se oficializó el preocupante balance climático planetario
de 2024, y el mismo día, la mayor administradora de activos financieros del
mundo, Black Rock, comunicó su decisión de retirarse de sus compromisos
climáticos.
Ya se había adelantado en diciembre, pero el 10 de enero las
principales instituciones científicas especializadas en el seguimiento de la
evolución del clima en el mundo, anunciaron de forma conjunta que 2024 se ha
convertido en el año más cálido desde que existen registros fiables y,
además, es el primero en el que se supera el umbral de riesgo de 1,5ºC,
definido en el Acuerdo de París de 2015. La escalada de temperaturas actual
parece imparable, ya que 2023 también había batido el récord de temperatura global,
superando en casi dos décimas el registro anterior, y todos los años de la
última década, entre 2015 y 2024, están entre los 10 años más cálidos. Al mismo
tiempo, se han multiplicado los eventos meteorológicos con alto poder
destructivo (sequías, olas de calor, lluvias torrenciales, vientos huracanados,
deshielos masivos, aumento del nivel de los océanos, etc), como recientemente
hemos experimentado en España. En palabras del secretario general de Naciones
Unidas, António Guterres, “La historia del clima se está desarrollando ante
nuestros ojos”. No es nada distinto a lo que se lleva advirtiendo desde hace
mucho tiempo, pero convertido en realidad.
Evolución de la anomalía térmica global respecto a los valores medios previos a la revolución industrial |
Me parece relevante la unidad institucional exhibida al presentar el balance climático del 2024, seguramente como respuesta al auge del negacionismo climático y la propagación de bulos sin base científica. La presentación oficial se realizó de forma coordinada entre la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la NASA, la Oficina Nacional de Administración Oceánica (NOAA) de Estados Unidos, la Oficina Meteorológica del Reino Unido, Berkeley Earth y el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (ECMWF), con su programa Copernicus de vigilancia de la atmósfera. Las instituciones mencionadas representan a la ciencia del clima más avanzada que existe a día de hoy en el mundo.
El hecho de superar el límite de 1,5ºC durante un año no
implica directamente que el mundo haya alcanzado este umbral climático, serían
necesarios muchos años consecutivos por encima de dicho valor para considerarlo
rebasado. Sin embargo, es un hito histórico muy preocupante, ya que los
umbrales de seguridad del calentamiento global definen puntos de no retorno en
ciertos patrones climáticos, incluso en el caso de que consiguiéramos consolidar
los objetivos de descarbonización a medio y largo plazo.
Al mismo tiempo que se anunciaban los datos actualizados de
la crisis climática, Black Rock anunciaba que retiraba sus compromisos de
descarbonización. Para quienes no lo conozcan, Black Rock es un gigante de las
finanzas, se trata de la sociedad de inversión que maneja mayor volumen de
activos en el mundo. Los activos financieros gestionados por esta entidad ascienden
a un valor equivalente al 7,7% del PIB mundial (casi 6 veces el PIB español).
Entre sus inversiones existen participaciones muy importantes en empresas del
IBEX35 como Enagás, Iberdrola, Banco de Santander, Repsol o Telefónica. Es difícil
encontrar un pequeño inversor en el mundo occidental cuyas acciones, fondos de
pensiones, o cualquier otro producto de inversión que tenga suscrito, no
incluyan la firma de Black Rock.
Sede de Black Rock. Imagen de archivo, cortesía de Expansión |
Hasta el 10 de enero, Black Rock formaba parte del Net Zero Asset Managers Initiative (NZAMI), un grupo internacional de gestores de activos comprometidos con el objetivo de alcanzar emisiones de gases de efecto invernadero iguales a cero para 2050. Para conseguirlo, trabajaban en una hoja de ruta para abandonar paulatinamente las inversiones en activos vinculados a los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) y priorizar otros activos libres de huella de carbono. Asediados por las presiones y el acoso judicial del Partido Republicano en Estados Unidos, tal como ellos mismos reconocen, se suman a la ola de entidades bancarias y de gestión de activos norteamericanas que ceden y vuelven a abrir sus puertas a financiar proyectos de expansión en el uso de combustibles fósiles. Y esto ocurre unos días antes de que el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tome posesión de su cargo entrando como un “elefante en cacharrería”, según puso de manifiesto en su campaña, en asuntos tan delicados como la gestión de la crisis climática, de la que es un negacionista convencido a pesar del consenso científico.
Sin duda, el 10 de enero fue un viernes negro de los que
ponen a prueba la frase que da título a este blog, “Estamos a Tiempo”. ¿Existen
razones objetivas para la esperanza con este panorama tan desalentador, y lo
que se intuye que está por venir en la geopolítica global? Pues ciertamente, sí
las hay, como reconocen múltiples expertos en economía y sostenibilidad. El
mundo y la economía han evolucionado mucho en los últimos 10 años, y las bases
para una economía sólida basada en la descarbonización, la sostenibilidad y la
circularidad están fuertemente asentadas en gran parte del mundo. Hay mucho
capital invertido en la transición energética, y no solo en la Unión Europea,
también en los gigantes asiáticos e incluso en Estados Unidos. Hay muchos
puestos de trabajo generados en torno a la economía verde, muchos países que se
ven beneficiados al no depender sus economías de países productores de petróleo.
No es esperable que el impulso de las energías renovables, la tendencia a la
electrificación de la movilidad o la circularidad como respuesta a la escasez
de recursos sean fácilmente reversibles, a pesar de la presión geopolítica que exista
por parte de determinados actores con ambiciones imperialistas. Asimismo, en la
última década se ha generado una conciencia ciudadana significativa, se ha
consolidado el consenso y el conocimiento científico de forma admirable, y
también empezamos a darnos cuenta de que el negacionismo, los creadores de
bulos y los sembradores de odio en torno a la sostenibilidad están tan desnudos
como el protagonista de “El traje nuevo del emperador”.
Viñeta ilustrada del cuento infantil "El traje nuevo del emperador" |
Cada uno de nosotros tenemos un papel en esta historia, por pequeño que sea. Ya sabíamos que era así en nuestros hábitos de consumo y de movilidad, ahora conocemos además que las decisiones de inversión de nuestros ahorros también pueden señalar un rumbo y marcar una diferencia.
Estupendo David. Me parece que hay que dar esperanza aunque siendo realistas, como dijo Saramago, "soy pesimista pero en positivo" enhorabuena por el trabajo de divulgación que haces.
ResponderEliminar