El camino
“Mantener el incremento global de la temperatura por debajo de 1,5ºC”. Ese es el mantra que repetido una y otra vez nos marcará el camino para superar la crisis climática. Técnicamente, aún es posible limitar el calentamiento global e impedir los efectos en cadena que tendría la pérdida masiva de hielo perenne y el derretimiento del permafrost.
Hay distintas posibilidades para conseguir el objetivo, pero todos ellos pasan por un rápido proceso de descarbonización de la actividad humana, de manera que en 2030 alcancemos una reducción del 45% de las emisiones respecto a los valores de 2010, y en 2050 un balance neto de cero emisiones(1).
Las matemáticas acompañan sólo si el proceso de transformación se extiende a todos los sectores sociales y económicos a la vez. Acompasar la reducción de emisiones significa que los actores desempeñen su papel de forma simultánea y decidida. Al tiempo que las empresas inviertan en procesos de transformación profundos, el rol de los gobiernos será incentivar el cambio y regular de forma estricta las emisiones, las directas y las indirectas, las próximas y las importadas desde cualquier rincón del planeta. ¿Y cuál será el papel de los ciudadanos? Sin duda, seremos protagonistas, nuestro rol consistirá en marcar tendencia con los hábitos diarios: en la forma en que nos movemos, nos alimentamos y consumimos, de modo que guiemos la acción decisiva de inversores, emprendedores, consejos de ministros y cualquier otro órgano de decisión, a pequeña o gran escala. Suena utópico, desde luego, pero en los últimos años se han dado avances importantes en esta dirección. Lo que hace falta para que el conjunto suene como una orquesta sinfónica es ambición, convencimiento de que las generaciones actuales tenemos una responsabilidad enorme y que el desafío merece la pena.
La consultora McKinsey ha publicado recientemente un estudio (2) en el que propone cinco grandes transformaciones como guía para conseguir frenar el calentamiento a 1,5ºC:
- Cambiar los hábitos de alimentación y, en consecuencia, modificar los usos actuales del suelo.
- Electrificación de sectores que dependen actualmente de los combustibles fósiles, especialmente el del transporte y la movilidad en todas sus modalidades.
- Transformación de la industria, especialmente de los sectores más contaminantes.
- Generación de electricidad 100% renovable.
- Impulsar la captura de dióxido de carbono de la atmósfera.
Instalación fotovoltaica en Colegio Santa Joaquina de Vedruna, Madrid
Cualquier escenario de reducción de emisiones que se plantee necesitará ser complementado con procesos de captura de CO2 para que los números cuadren, es la única manera viable de conseguir un balance neto sin emisiones en 2050. Hay múltiples tecnologías, aún en fase emergente, encaminadas a secuestrar, reutilizar o enterrar el dióxido de carbono emitido en los procesos industriales. Sin embargo, el único proceso fiable y aplicable a gran escala a día de hoy es el de la reforestación de paisajes degradados, así como la reducción drástica del ritmo actual de deforestación, sean cuales sean sus motivos. No hay tecnología que supere a la fotosíntesis en eficacia para capturar CO2 de la atmósfera.
De dónde partimos
No empezamos de cero, ha habido avances muy importantes en los últimos años, en especial respecto al impulso de las energías renovables. En Europa, además, el auge de las energías solar y eólica ha ido acompañado de un abandono progresivo del carbón como fuente de energía para generar electricidad. Lamentablemente no es el caso de otras grandes potencias, especialmente asiáticas, donde, si bien el impulso a la energía renovable es firme y decisivo, el aumento de la demanda eléctrica es tan grande que se sigue apostando también por el carbón para generar electricidad de forma masiva.
Si nos fijamos en España, en los dos últimos años se ha producido un descenso muy importante de emisiones en la generación de electricidad por el abandono rápido del carbón como combustible. Concretamente, según datos de Red Eléctrica(3), las emisiones del sistema eléctrico bajaron un 23% en 2019 respecto al 2018, y casi un 55% desde el 2007. El carbón ha pasado en dos años de ser la primera fuente generadora de electricidad en España a suponer menos de un 5% en 2019, tendencia a la baja que continúa durante 2020, siendo actualmente casi irrelevante la contribución de las centrales térmicas de carbón en el mix eléctrico, todas ellas con fecha de cierre anunciada.
La ambición
Aun así, el 40% de la electricidad que consumimos en España todavía tiene emisiones de CO2 asociadas, principalmente proveniente del gas natural, utilizado como combustible en las centrales de ciclo combinado. La ambición consiste en no conformarse con lo conseguido hasta ahora sino perseguir un objetivo de generación de electricidad completamente libre de emisiones de carbono lo antes posible. El autoconsumo mediante la instalación de paneles solares en los tejados y las azoteas es la asignatura pendiente, y también es el camino más fiable y democrático para conseguir descarbonizar la electricidad, no en vano España es el país europeo del Sol. Alemania tiene más de un millón de tejados solares instalados, España apenas diez mil, según datos del Observatorio de la Sostenibilidad (4). Ahora la legislación ya no penaliza la autogeneración, y favorece la conexión a la red eléctrica de las pequeñas instalaciones mediante el mecanismo de balance neto (compensación del exceso de generación vertido a la red con suministro gratuito cuando no hay luz solar disponible).
En los últimos años, han surgido muchos movimientos sociales que exigen soluciones al calentamiento global para garantizar un futuro sostenible. Entre ellos están Fridays for Future y Teachers for Future en el ámbito educativo, los cuales representan a alumnos y profesores, respectivamente. Pienso en ellos cada vez que paso delante de un colegio, un instituto, una escuela de idiomas, o cualquier centro educativo público o privado. Qué bonito proyecto sería impulsar la instalación masiva de paneles solares en los tejados de los centros, supondría un paso muy importante para su autosuficiencia energética. Si además se complementara con mejoras en la eficiencia energética de los edificios, el éxito sería rotundo. La ambición se alimenta de sueños e ilusiones.
(1) Cifras basadas en el Informe Especial sobre calentamiento global de 1,5ºC publicado por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) en Octubre de 2018.
(2) Climate math: What a 1.5 degree pathway would take. Abril 2020
(4) Según se recoge en el informe 1 Millón de Tejados Solares. Mayo 2020.
Gracias David, muy clarificador y aportando datos concretos como siempre.
ResponderEliminarDavid Climent
Gracias David. Precisamente la intención del blog es explicar con rigor temas relacionados con el cambio climático, y también con las soluciones
EliminarUn excelente artículo y bien documentado. Enhorabuena David.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ángel. Espero que os sirva de inspiración a quienes me leéis. Un abrazo
EliminarGracias David por acercarnos nuevamente alternativas posibles para frenar esta grave situación
ResponderEliminarGracias a ti Merce por seguirlo y por toda tu labor desinteresada para dar luz e inspirar cambios positivos a tu alrededor
ResponderEliminarMuy buen artículo David! Está muy bien que en todos los artículos incidas en la energía solar, parece la mejor alternativa...
ResponderEliminar¡Muchas gracias Isam! La energía solar es muy importante, y acabará convirtiéndose en la principal fuente de energía, si sumamos la fotovoltaica y la termosolar. Pero no hay que menospreciar otras fuentes renovables: eólica, geotermia, maremotriz, etc. En energías renovables, cuanto más alternativas, mejor, porque no tenemos asegurada la fuente de energía de forma permanente.
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